Después de descansar lo que pudimos. Salimos desde Christchurch en dirección a Arthur’s Pass.
Este fue nuestro primer ansiado encuentro con la naturaleza de Nueva Zelanda.
Aquí podéis ver el vídeo que resume todo lo que allí vivimos:
Arthur’s Pass es un pequeño pueblo (muy pequeño). Consta de apenas una docena de casas a lo largo de una carretera. Pero con muchísimo encanto. Además, desde ahí se pueden hacer innumerables rutas.
Las posibilidades son tantas que mejor que te aventures a hacerlas sin pensar mucho. Bueno, quizás sí deberías pensar un poco, porque hay rutas que son muy difíciles y en los folletos repartidos por todos lados te explican las altas posibilidades de morir si haces alguna de ellas y no eres un experto.
Y yo soy aventurero, pero hasta cierto punto. Me gusta volver siempre sano y salvo y dormir cómodo. En realidad da igual la ruta que elijas, todos los paisajes son increíbles y siempre vas a ver cosas que merezcan la pena. De ti depende el grado de inclinación de las montañas que subes y tu dominio del mosquetón. Hay muchísimas rutas, para todo tipo de personas.
Algunas duran 40 minutos y otras hasta varios días.
En este vídeo podréis ver imágenes de la ruta Bealey Spur Track, del Arthur’s Pass National Park y del Otira Valley, que fueron las zonas que visitamos.
Toda esta zona es también conocida como Los Alpes del Sur, y conocimos a su pájaro autóctono, el kea, una especie de loro en peligro de extinción, al que la sobrealimentación por parte de los turistas está haciendo que pierdan sus habilidades para alimentarse por sí mismos y, además, como están constantemente acercándose a carreteras donde la gente para, hay muchísimos atropellos. Así que "don't feed the kea", así nos lo enseñaron a nosotros y así quiero transmitirlo ahora.
La pena es que no conseguí capturar con mi cámara ningún kiwi. La zona está llena de ellos y los vimos, pero son muy tímidos y se van en cuanto ven humanos cerca.
En Arthur's Pass había dos establecimientos: el Arthur’s Pass Store, un bar para desayunar, y hacer alguna compra que cerraba a las 5 de la tarde. Y un restaurante, The Woobly Kea, regentado por Mary Anne (nombre inventado por nosotros, era una chica con rubia muy joven que tenía la voz de Jennifer Lawrence) que cerraba a las 8 de la tarde y servía comidas muy contundentes. Nos vimos obligados a acogernos a la merienda-cena, casi una tortura para un español.
También conocimos al cartero de lugar, que por nuestro acento creyó que éramos franceses, porque él sabía francés y tenía ganas de practicar, pero cuando supo que éramos españoles nos habló de la paella y de Valencia, pero que no sabía nada de español. Nos recomendó echar gasolina en Hokitika (os enseñaré la playa en el próximo vídeo, donde paramos antes de llegar al siguiente destino), que era donde estaba más barata. Gracias, señor cartero, nos ahorraste un buen sablazo.
En el capítulo 3 conoceremos Franz Josef Glacier (con breve parada en Hokitika)
¡Espero que os guste el vídeo!
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